Llueve...


Llueve afuera, pero también adentro, aquí, en mis ojos, en mi rostro que se contrae en una mueca, que bien podría pasar por desesperación o cansancio, aun que tal vez sería mejor llamarla vacío...

La luz de mi luna entra tenue por mi ventana abierta, esta noche el ambiente huele a soledad y no a canela como es costumbre, huele a té de ausencias y a sándalo...

"... Incontables noches han pasado desde aquél primer día en que decidí abrir la ventana, noches de estar parada en medio de la oscuridad de esta habitación, completamente sola, con un espejo roto y un viento nocturno que puede calar hasta lo mas hondo, noches en vela sin que nadie se percatara de mi existencia, nadie... ni tú...

Tanto tiempo y sigo igual, aún no logro acostumbrarme al frío... siguen sin gustarme mis manos frías, siguen doliendo mis alas al grado de hacerme pensar que en cualquier instante van a terminar por desaparecerse por completo, duelen mis ojos cansados de verter en medio de la nada torrentes de lágrimas que aveces, en vez de agua se han convertido en sangre que ha manchado mi rostro...

Tanto tiempo, tantas noches y siguen doliendo la oscuridad y la punzada en el pecho y el silencio y la mente cuando pienso que tal vez he muerto..."


No hay mucho que decir esta noche... quizá solo que puede ser que la lluvia de hoy trajo consigo un recuento de todo eso que deseo tanto dejar en ese rincón bajo mi cama...